8/7/10

Niño en la feria

Les decía
que ver a mi mujer lavar su ropa interior
es irse a otro mundo:
ella cuelga prenda por prenda
-para mí el tendedero
está a cuatro metros de altura-
mientras yo sonrío,
me inundo de colores.

Soy un niño que elige,
desde lejos,
el regalo favorito
en el puesto de una feria.
Estoy en el patio trasero de la casa
y hay dos filas paralelas:
rosa, azul de cielo,
frutas estampadas.
Y quisiera caminar entre las dos,
estirar el brazo
a ver si por suerte rozo alguna.

Una, dos, tres, cuatro...
treinta y tantas prendas
secándose al sol;
una por cada personalidad de mi mujer:
cebra, desierto, asesina, campo florido.

Ella ha terminado de tender
y me mira,
recelosa de sus pertenencias,
contarlas todas.

Pero no se crea que lo mío es perversión,
es más bien un tremendo asombro;
describir los colores sería tonto.
Por favor, no se crea que soy un pervertido;
es sólo que en mi cajón,
las prendas mías no llegan a nueve
y sus tonos son serios y aburridos;
entonces,
para mí este patio es como otro país, otro planeta.

12/6/10

Desolado lugar (baja autoestima)

¿Para qué mantengo un blog si ni yo vengo a leerlo? Por lo tanto, si yo no lo reviso, ¿quién sí lo hace? ¿Vale la pena publicar en línea todo lo que se piensa o crea (de crear) en una época en que, con facebook y twitter, cada persona puede arrojar pensamientos intrascendetes por simple ocio?
Me siento muy poco importante, por eso no le encuentro sentido a escribir mis "ideas" en un blog; tal vez hago mal, pero quién soy yo para exponer al mundo lo que tenga que decir. Esta afrimación no intenta ser humilde, en realidad es la traducción de cierta baja autoestima.
Pero también tengo cierta indecisión: debería eliminar definitivamente este espacio, si considero de verdad que no merece el tiempo. Incongruente. Eso soy, incongruente.
Desolado lugar es este blog. Estas letras no existen, no se leen, yo no las escribí.

18/2/10

Mi blog es muy aburrido...

9/2/10

Carta de Lilit (Fragmento de "Piedra de tropiezo")


________


Malquerido Adán:

¿Qué quiere decir “ir hasta el fin”? Sería llegar, después de años, a la muerte; hacernos viejos juntos. O también sería sobrevivir un día tras otro, poder dormir cada noche al lado tuyo. He tratado de encontrarte la voz cuando duermes, he buscado tu risa en tus propios sueños. Hoy que hace frío no quiero dormir contigo.
Me voy en espera de que un auto me atropelle por ahí, o de que algún desconocido me pida matrimonio, así, a la primera; porque a fin de cuentas da lo mismo. Estoy cansada de que ronques, de mirarte calentar tortillas, de que te quedes viendo al techo mientras te digo que estoy harta, que me voy. ¿Recuerdas que te gustaba mucho esta frase?: “Te fuiste con el atardecer, y yo sólo quise decirte que el momento fue hermoso. No te hubieras quedado por mí, sino a ver el atardecer”. Ahora ni siquiera me duele recordártela cuando realmente te dejo, porque lo único que siento por ti es repulsión.

Que todas las tormentas te revienten las entrañas.


Lilit.


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7/2/10

Prole

Mi hermano mayor, el gran Oscar Castillo Quintero, me avisó ayer que se convertirá en padre. Espero que dentro de algunos años me dejen contarle historias, leerle poemas y ponerle música a mi primer sobrino/a.

5/2/10

Un beso de Sofonia (fragmento del final)


Ahí fue donde se me ocurrió una muy buena idea para terminar con los gritos de mi madre: tomé el control de la tele, lo apreté fuerte mientras me mordía el labio de abajo, apunté en dirección a mamá y mi dedo gordo presionó desesperadamente el botón para bajar el volumen de su voz. Nada pasó. Ella siguió con sus gritos y manoteos. Probé otro botón, el de cambio de canal, y así tal vez mi madre sería otra, alguien más amable; y así tal vez mi vida sería otra, una con menos villanos y sin tanta violencia; pero ella siguió siendo la misma y yo seguí siendo el mismo panzón idiota.

9/12/09

Letras en guardia IV


Otra buena noticia. Mi cuento Desde el balcón fue seleccionado para aparecer en una antología llamada Letras en guardia IV, publicación editada y coordinada por la Secretaría de Cultura del Distrito Federal, cuya finalidad es difundir la lectura entre los agentes policiacos de la Secretaría de Seguridad Pública del DF. Admirable labor de las autoridades.
Entre las páginas del libro están repartidos cuentos de escritores como Amando Nervo, Manuel Gutiérrez Nájera y algunos policías que le entran a la escritura.

Los vínculos de las notas periodísticas publicadas al respecto:


desdeabajo.org.mx



El Universal

2/12/09

Unidos/separados


Hace tiempo que no recibía una buena noticia (literaria, claro; porque no hay que ser exagerados). La Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, por medio de su Grupo de Proyectos Asfáltica, convocó a un concurso de microcuento, denominado: "En breve, lo que tú me cuentas", en el que recibí una mención honorífica por el texto Unidos/separados.

Esto no hubiera ocurrido del modo en que ocurrió, si mi amigo Rafael Tiburcio García no hubiera hecho las críticas necesarias al escrito.

Acá lo dejo para que lo lean:


Unidos/separados
A un mismo tiempo la espero en el altar y ella prepara su
equipaje. La miro entrar a la iglesia y guardar varias prendas.
Camina hacia mí, mientras escoge algún abrigo. Dice “acepto”,
pero con dificultad le cierra la maleta. Los invitados a la boda la
ven escribirme un recado con fea letra y azotar la puerta, como
si así consiguiera confinar el pasado para siempre. Nos besamos
fuera de la parroquia conforme ella sube al autobús. El arroz
llueve sobre nosotros y yo me derrumbo en la cama con su
carta en un puño. Así, hasta que la muerte nos una/nos separe.


(A continuación copio los cuentos reconocidos, en orden de premiación, desde el lugar primero hasta llegar a mí, pues resulta que soy el sótano de la lista.)



Asustado
Para alejar a los malos espíritus de mi hogar me dijeron que
toda vez que notara u oyera algo raro insultara a gritos. Ahora
los objetos no sólo aparecen en los sitios adecuados, como
mis zapatos, lustrados; también los trastes amanecen limpios.

Jesús Enrique Juárez Flores
(Xochimilco, Distrito Federal; México)



Ese sabor
El día de la coronación, hubo vítores y abundante vino. Más tarde,
en la cámara nupcial, el nuevo rey desvistió a la reina, quien,
a pesar de la edad, aún mantenía una figura atractiva. Una vez
desnuda, la tumbó sobre la cama. Le besó los muslos, la vagina, el
ombligo, y finalmente los senos. El sabor de los pezones a Edipo
le resultó familiar. Qué raro, pensó, me he acostado con medio
mundo, pero no recuerdo haber estado antes en esta ciudad.

Daniel Avechuco Cabrera
(Hermosillo, Sonora, México)



Aruspicina
Sus órganos en el asfalto indicaban una cosa: pronto habría de morir.

José Antonio Terán Somohano
(Tlalpan, Distrito Federal, México)



Antes del flamenco
Se la vio deslizar con sensualidad las medias oscuras sobre sus piernas
de cuero terso; de igual manera sujetó las cintas de los tacones;
delineó sus mulatos ojos y enchinó las pestañas para lanzar miradas
irresistibles. El perfume que esparció impregnó la habitación.
Y mientras el labial rojocarmín se apoderaba de sus belfos, la
coqueta vaca moteada repasaba mentalmente su técnica de baile.

Atzaed Giovani Arreola Alcántara
(Iztapalapa, Distrito Federal, México)



Nomás tantito
Sus padres, histéricos, le dijeron que no. También sus abuelos,
paternos y maternos. No, exclamaron sus hermanos. No, gritó
el sacerdote, llevándose la Biblia al pecho. Los árboles, la noche,
incluso los grillos parecían estar de acuerdo en que no. Y fue
así que el niño, muy a su pesar, tuvo que volver al cementerio.

Carlos Alvahuante Contreras
(Tlalpan, Distrito Federal, México)



Cobardía
A pesar de haber muerto hace siete años mi abuelita apareción
en una reunión familiar. Todos la recibimos con gusto y, como un
acuerdo implícito, nadie mencionó su condición de muerta, para
no molestarla.
La velada transcurrió cómodamente, pero, al
despedirnos, ninguno de nosotros se ofreció a llevarla.

Laura Elisa Vizcaíno Mosqueda
(Benito Juárez, Distrito Federal, México)



Incertidumbre mortal
—…
— ¿Dios?... ¿eres tú?...

Edgard Mauricio Peña Montalvo
(Coyoacán, Distrito Federal, México)



Unidos/separados
A un mismo tiempo la espero en el altar y ella prepara su
equipaje. La miro entrar a la iglesia y guardar varias prendas.
Camina hacia mí, mientras escoge algún abrigo. Dice “acepto”,
pero con dificultad le cierra la maleta. Los invitados a la boda la
ven escribirme un recado con fea letra y azotar la puerta, como
si así consiguiera confinar el pasado para siempre. Nos besamos
fuera de la parroquia conforme ella sube al autobús. El arroz
llueve sobre nosotros y yo me derrumbo en la cama con su
carta en un puño. Así, hasta que la muerte nos una/nos separe.

Diego Castillo Quintero
(Tepeapulco, Hidalgo, México)

21/11/09

Palabras para Fay

El amigo Rafael Tiburcio se ha sentido desanimado al conocer los resultados en concursos literarios en los que participó. Según su propia boca (o manos, en este caso de los blogs), perdió en seis de estos certámenes. Considero que el verbo “perder” está mal aplicado: en los concursos literarios no hay un ganador y decenas o cientos de perdedores, sólo hay un ganador y ya. Un ganador, es todo; perdedores no.
Además, se preguntaba un hombre sabio hace unos días mientras conversaba conmigo, qué tan bueno es para un artista que su obra dependa de las instituciones, y más las de gobierno; en su opinión, mejor sería ver los concursos o las becas como dinero y no como condición para dedicarse al arte. Sin las becas y los concursos, de todos modos habría arte.
Por lo tanto, el buen Rafael debería sentir que no ganó determinada suma de dinero —no que perdió seis concursos literarios— y seguir alimentando su manera de hacer arte, para, posiblemente después, conseguir algunos pesos gracias a la literatura. No se me ocurren palabras de aliento que dedicarle, yo no hago eso casi nunca. Tal vez aquí se acomode una frase “mía” que repito mucho: “Ánimo, que esto (aunque nos cueste reconocer o aceptar) es una revolución”.

25/10/09

Niño en la feria

(Fragmento.
Contexto: un hombre mira maravillado cómo su mujer cuelga ropa interior en un tendedero.)


No se crea que lo mío es perversión,
más bien es un asombro magnificado
ante este espectáculo de colores y formas
que me recuerdan otras formas y momentos.
Por favor, no se crea que soy un pervertido;
es sólo que yo tengo nueve calzones a lo mucho,
casi todos de la misma aburrida tonalidad;
entonces,
para mí este patio es como otro país, otro planeta.